miércoles, 8 de julio de 2009

Michael Jackson

Me vas a perdonar, ya que nada hay más lejos de mi intención que herir susceptibilidades. Y quiero que conste en acta que guardo el mayor de los respetos hacia todas las devociones, sean o no de éste mundo. Así que no te me rasgues las vestiduras, no me taches de insensible, y no me recrimines esta entrada, que te juro por Arturo que no está publicada a mala fe.
Pero es que debo confesártelo: mi vida no ha cambiado, lo más mínimo, por el hecho de que se haya muerto Michael Jackson. Qué quieres que te diga.
Hombre; claro que lo siento. Yo nací en el año 71, así que te puedes figurar; gran parte de la banda sonora de mi historia la ha compuesto e interpretado este muchacho, por lo que la noticia de su fallecimiento me ha impresionado, claro. Y estamos de acuerdo en que su existencia ha sido muy triste, en ocasiones dramática...
Pero ya.
También forma parte de mi historia Antonio Vega, y sólo le dediqué un escueto "descanse en paz". ¿Por qué con Jackson debiera ser diferente?
Si te fijas en la fecha de mi anterior entrada, y en la de ésta; verás que ha pasado bastante tiempo. Y eso es porque estoy de vacaciones, en Asturias. En medio de los más verdes bosques. Así que en mi presente, ahora mismo, sólo hay caballos, sidra, buena compañía y algo de lectura.
He intentado olvidarme del trabajo, de las prisas, de las presiones del día a día (Lo necesitaba; he estado al borde del colapso)... Y me he venido con la firme promesa de no abrir el correo, ni escribir nada de nada, hasta mi vuelta a Madrid.
Pero hete aquí que El Destino (que es caprichoso, como una vieja diva del teatro) me ha obligado a realizar unas gestiones vía Internet, y la curiosidad me ha hecho consultar mi cuenta, y...
Y tengo un montón de mensajes que tratan, de una manera o de otra, acerca de Michael Jackson.
Y hay incluso varios remitentes que opinan que yo puedo aportar algo a toda la montaña de chorradas y de despropósitos que se ha venido publicando en la prensa, y que hemos visto por televisión, en los últimos días.
Pues lo siento; pero no. No me sale. Si tú te empeñas en llamarle el Rey del Pop; estupendo. Me parece bien. Si crees que su perdida es irremplazable; estoy de acuerdo. Toda vida que desaparece es una pérdida irremplazable. Si de repente te han entrado unas ganas locas de adquirir la discografía completa del artista; tira. La pasta es tuya; gástatela en lo que quieras.
Si crees que tu vida ya no volverá a ser la misma... Bueno; dos tragos largos de orujo lo curan todo. Y si no; te puedo recomendar unos ansiolíticos que van muy bien pa estas tontunas. Y hay un médico, en Zúrich, que aún emplea el electroshock. Tú verás.
Resumiendo: que digas lo que quieras. Que todo el mundo lo hace. Que de repente; un ser extraño, más zumbao que las maracas de Machín, capaz de arriesgar la vida de su hijo suspendiéndolo sobre el vacío a través de la ventana de un hotel, un hombre que era blanco habitual de las bromas del mundo entero (mira; consiguió ser blanco de alguna manera, al fin), que incluso se autoparodió (apareció en "Men in Black II"), interpretándose a sí mismo como un extraterrestre, alguien a quien no le dejarías las llaves de tu coche, en fin, acaba convirtiéndose en una especie de Dios (lo han dicho, palabrita). Y ya no estaba loco; es que era megasensible. Y ya no era rarito; es que era un genio. Y ya no era un tipo que tenía que jugarse (literalmente) el físico para intentar menguar un poco sus deudas; ahora todo el mundo mundial hemos sido fans acérrimos, y tenemos todos sus discos, e íbamos a ir a todos sus conciertos. Ya.
Bueno; pues tú puedes decir lo que quieras. Que qué buenos somos todos, después de muertos.
Pero yo no diré nada de eso. Yo sólo diré:
Descanse en paz.

1 comentario:

  1. Estoy tan de acuerdo con vos Paquito!
    Te acompaño, siempre.
    Un abrazo que cruza el mar...

    ResponderEliminar